DE SUS ORIGENES Y SU PROPIA FERIA DE RECUERDOS
Artísticamente creativo, su decidida intención de seguir innovando le constituye proa con horizonte bien definido. Le es identidad y distintivo sello de auténtica vocación. La búsqueda de plurales formas de armar el discurso estético lo va llevando de más a más, diversificando técnicas pero sin titubear en la línea que le señala principios y finalidades en su personalidad. Del caballete y los pequeños formatos a los muros y los murales de amplias dimensiones. Del realismo fantástico y la fantasía mágica al impresionismo expresionista y la cronografía didáctica que ilustra al espectador divirtiéndolo por medio de la multiplicidad de formas y colores que esplendorosamente emplea para armar el todo integral de sus desarrollos temáticos.
En esta ocasión, el joven artista nos presenta una fase distinta en su trayectoria plástica. Juguetes y juegos pictóricos que son indicativos de inquietudes paralelas a las que ha estado dando cuerpo y sentido, emoción y espíritu, tonalidades y rítmicas optimizaciones que acusan dinámicas mental y sentimentalmente energéticas, Son su propia feria de recuerdos por lo que ha estado viajando hacia su pasado-cercano para traerlo hasta estos días social e ideológicamente convulsos y confrontarlos con los criterios de este hoy que se desmorona día a día en el descrédito y el desencanto de los mortales que se están autoconsumiendo en su propio egocentrismo y su desmedida ambición de poder y de dominio.
Aun cuando titula esta lúdica serie de pinturas recientes como “Jugueteros oníricos”, la verdad es que me parecen más racionalidades fantasmagóricas envueltas en una ternura marcadamente por las recurrencias a la añoranza de los tiempos niños que a todos nos atañe o afecta emotivamente, pero que de distintas formas las referenciamos. Solamente que en el pintor artista Alejandro Caballero, esos recuerdos comparecen, le llegan como Apariciones o comparecencias oníricas y aprovecha para mostrarlas, para ofrecerlas al disfrute visualmente público, así como debe mostrarse la obra de arte, que en eso se convierten esas ensoñaciones que vienen a poblar los sueños del imaginador, del soñador, del atrapador de simpatías que resulta ser este artista de la plástica contemporánea.
Y con ello está conformando un divertido universo de juegos seriados, de graciosidades iconográficas que enlazan la imaginación de quien las mira y la impulsan a expansionar ese mundo de ascendencias y descendencias a territorios infantiles. Él desde su pictoricidad creativa, los que vemos, desde nuestros alcances memoriales respecto de los que aún nos ata o une a aquella infancia, si es que la tuvimos: la de las ilusiones y los encantamientos, la de las correrías y las organizaciones para jugar los juegos a los que jugábamos en aquellos entonces. La ventaja en un artista pintor es que no deja de ser niño por el resto de su vida. Cuando se torna niño o se asoma a su niñez el buen pintor vuelve a jugar con sus imaginerias y añoranzas y vuelve a recrear y recrearse caprichosamente y, entonces demuestra que lo es. Pues edificar a través del excelente dominio armónico de las formas, las geometrías y volumetrías, para luego ser capaz de desbaratar, triturar lo edificado para recrear otras edificaciones distintas y dentro de los mismos caracteres de armonía y ritmo tanto en lo plástico como colorístico esto es jugar, esto es divertir divirtiéndose, es invertir el maldito estado de cosas de los juegos adultos hoy día cuando la angustia y la vida entran en los infernales juegos donde allí no todos jugamos.
Debo decir que es tecnológica, actual, modernamente divertida esta serie de jugueteros oníricos que ha mostrado el exitoso risueño Caballero que es Alejandro. Al parecer, aún camina de la mano de sus transformers y echa mano de los artefactos mínimos que luego por la calle se encuentran y a la vez, ha de ir armando la próxima escena que habrá de pintar. Y eso le conduce a encierros solitarios con su imaginación y sus juguetes fragmentados para idear la imaginaria teatralización siguiente. Allí las tuercas y los tornillos, allí los resortes, el antifaz, las mariposas y las zoologías que arranca de la estatuaria de culturas ancestrales. Por allí los perritos de Frida y otros animalitos de madera. Allí las maquinitas que vuelan, las figuritas que reptan, los resortes y los faros, los maniquíes partidos, en fin, allí todo ese mundo de niñez juvenil racionalizado con la modernidad tecnológica con la que ya se encontró al nacer, el artista pintor e indiscutible muralista que es ya, a esta hora del fatídico mundo, Alejandro Caballero.
Respecto de su misma serie de jugueteros y juguetes, el mismo artista dice: “Desde que tengo memoria mi han llamado la atención los juguetes populares mexicanos y en particular aquellos que hacen alguna gracia o tienen movimiento. También asoció la fantasía, el juego y los juguetes en mi obra con mis visitas a las ferias de alfeñique en los pueblos de Guanajuato, donde había exhibición y venta de figuras de dulce blanco, como de porcelana, o cerámica, y al ver esas figuritas de animales y humanos, caballos con jinetes, castillos y verdaderas multitudes de figuras increíbles me entusiasmaba mucho. También Cri-cri, con sus canciones me motivaron mucho siempre. Me eran fantásticas a esa edad. A los cinco años me regalaron una marioneta de madera, de un charrito mexicano, tela y sombrerito tejido de palma, que todavía conservo y le llamé DON TOMAS CUETOTE”
Fui un niño que jugué hasta el cansancio en la calle: el burro entamalado, el trébol, el juego del bolillo y otros. Con los niños de mi edad y de mi barrio hacíamos juguetes con la basura que encontrábamos: catapultas o maquinitas de madera y ligas que disparaban corcholatas, hacíamos bazucas con tubos de cartón que disparaban pelotas de esponja con estopa, gasolina y un cerillo, también hacíamos carritos con las corcholatas hacíamos las llantas, resorteras con ligas de cámara de bicicleta, piñatas, sombreros de periódico y cartón. Y todavía hoy colecciono juguetes viejos o antiguos. Más reciente, en mi trabajo como escenógrafo he realizado marionetas talladas de Don Quijote, sus armaduras y su caballo Rocinante y el burro de Sancho Panza para el Instituto Nacional d Bellas Artes. Todas ellas articuladas y con movimiento, así como el Jaguar rojo y la Iguana verde con madera articulable. Para la comedia barroca que financió el INBA, en coautoría con el maestro Raúl Anguiano realizamos, para dos bienales internacionales, Juguetes arte-objeto. En fin, me gusta tanto el tema del juguete que creo lo manejaré siempre en mi producción plástica”.
De acuerdo con la maestra Berta Taracena: “Caballero es un artista inclinado a expresar el mundo recóndito y a veces esotérico del subconsciente, lo irracional y lo fantástico donde la realidad objetiva se desintegra o se transforma y donde pueden alojarse todo tipo de utopías y de quimeras más allá del entorno circundante….Con técnicas hábiles y refinadas que incluyen dibujo, grabado, pintura, escultura, arte objeto, inclusiones y diversos materiales y procedimientos actuales, Caballero explora sistemáticamente posibilidades de representación plástica, de frente a un mundo globalizado pero consciente de la riqueza de sus propias tradiciones y cultura…Realismo, simbolismo y fantasía se conjugan por igual en la obra de Alejandro Caballero, artista que obtuvo el primer lugar en el Concurso de Pintura-Cartel, de la V Semana Binacional de Salud 2005, México-Estados Unidos, celebrado en Los Ángeles, Ca., en octubre del año pasado”.
El artista de quien aquí nos ocupamos, cuenta en su haber reciente con el aval del que fuera el principal de sus maestros en sus últimos años; el Premio Nacional de Artes, Raúl Anguiano, célebre artista de historia que sigue siendo homenajeado, tanto nacional como internacionalmente. El maestro creó su último mural Historia del Instituto Politécnico Nacional, a sus 70 años de su fundación. Y recomendó para su transposición a los muros a Caballero, que había sido de sus más asiduos ayudantes en los tiempos recientes. Favor o reconocimiento bien ganado, así como era de exigente el maestro Anguiano (lo traté durante 25 años). Esto es ya meritorio para Alejandro Caballero. El mismo lo agradece. “Reconozco y agradezco mucho al maestro Anguiano por la gran enseñanza que me dio y a la Sra. Brigita, su viuda, que avaló también el que yo transcribiera el mural del maestro”.
En otro punto de la plástica con el joven pintor, escultor y muralista, nos comenta que su mural “Contra la amnesia” ha desaparecido. Se trata de una obra mural de dos por tres metros, realizado para la Preparatoria Popular Mártires de Tlatelolco, A.C., que hace referencia a los estudiantes caídos en las manifestaciones del mes de octubre de 1968 y con motivo del 30 aniversario de esa demencial masacre. “Contra la amnesia” resultó de un concurso convocado para realizar la obra mural,. Por ello Alejandro Caballero Valdés mereció el Primer lugar, Medalla conmemorativa, Diploma y Premio económico. El mural, de no estar perdido, debe verse en la Biblioteca de esa Preparatoria. El tema del mural fue inspirado en el libro que escribiera el destacado muralista que fue Arnold Belkin, libro en el que se hace hincapié en la pérdida de la memoria del hombre y su comunidad, hacia los eventos históricos significativos que se gestan dentro de su tiempo-sociedad, que pueden ser valorados y sopesados para proyectar el rumbo de una nación….Pero, al mismo tiempo, el mural “Contra la amnesia”, rinde homenaje al maestro Belkin, cuya obra muralística atestigua de su posición como humanista pintor, en donde el hombre con sus lastres, aspiraciones y sueños, es el actor principal de su obra”.
Termino: Alejandro Caballero Valdés, aprovechó muy bien desde sus días de estudiante hasta hoy, para desenvolverse afanosamente y avanzar en su carrera profesional. Por eso, a esta su juventud, ya ha cosechado varios premios y ha realizado varias exposiciones individuales de su pintura así como algunas obras murales que están solidificando su carrera vocacional.
México D.f ,2006